El Boletín Semanal del Proyecto de Solidaridad con México
5 de mayo de 2021/
Presentación invitada por el activista laboral y de solidaridad internacional Jesús Hermosillo
En la década de 1980 en Los Ángeles, los niños de la escuela primaria como yo solo tuvimos una ocasión, el Cinco de Mayo, que centró nuestra atención en algo bueno relacionado con nuestra identidad mexicana, algo sorprendente e inspirador que nuestros antepasados ??habían logrado, algo digno de celebrar. A través del Cinco de Mayo, supimos que un grupo de campesinos en 1862, como superhéroes, había defendido con éxito su pueblo de Puebla contra el ejército más poderoso del mundo, el intento francés invasor de derrocar al presidente Benito Juárez.
Más tarde aprendería la verdad más complicada. El ejército de Napoleón regresó un año después, tomando Puebla y todo México. Ese ejército finalmente partió, pero en gran parte debido a la presión de Estados Unidos, no a la ferocidad mexicana.
Otro dato menos conocido de aquella primera Batalla de Puebla: ¡Los mexicanos que derrotaron a los franceses celebraron cantando el himno nacional francés, La Marsellesa! Una elección apropiada. Después de todo, la gente común de Francia se había levantado contra su propia monarquía represiva. Tanto su himno como el himno mexicano –que solo tenía ocho años en ese momento y aún no era muy conocido– exhorta a los ciudadanos a buscar cualquier arma que puedan para mantener a raya a la tiranía y al imperialismo.
Entonces, ¿por qué nuestros antepasados ??activistas chicanos –como Bill Gallegos, a quien presentamos en Voces de esta semana– hicieron de la Batalla de Puebla una fiesta, una victoria de corta duración apenas recordada hoy al sur de la frontera? Con toda probabilidad, para inculcar un poco de orgullo en niños como yo. Su movimiento ganó estudios chicanos en las universidades y un poco de historia mexicana en las escuelas públicas, una victoria no pequeña, incluso si, como la Batalla de Puebla, el enemigo regresó para atacar nuevamente. Hace apenas unos años, recuerde, un presidente de los Estados Unidos nos llamó violadores y criminales.
Independientemente, la historia del Cinco de Mayo transmite un mensaje que vale la pena repetir año tras año: que la dignidad radica en luchar por la libertad.
Bill Gallegos pasó gran parte de las décadas de 1960 y 1970 como líder del movimiento chicano. En aquellos años, los chicanos morían en cantidades desproporcionadas en Vietnam y enfrentaban ataques racistas y brutalidad policial en casa. Construyeron un poderoso movimiento contra todo eso. En 1970, su protesta contra la guerra y el racismo, la Moratoria Chicana, llevó a 30.000 personas a las calles para una marcha pacífica recibida con gases lacrimógenos, garrotes y balas. Para los activistas de esos años, el Cinco de Mayo se convirtió en un grito de guerra por los derechos, la resistencia y la autodeterminación. Le pedimos a Bill, coeditor de nuestro Boletín de Solidaridad de México, que pusiera esos tiempos, y el feriado del Cinco de Mayo, en contexto.
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