Los acontecimientos de la semana pasada han revelado una verdad incómoda. La democracia al estilo de Estados Unidos descansa sobre una base inestable, golpeada y frágil. Las mentiras y los berrinches, como ya ha visto la gente de todo el mundo, pueden llevar a un ataque armado contra los representantes electos que cumplen con sus deberes más básicos: certificar los resultados de las elecciones para el cargo más alto de la nación.
Pero la enfermedad en nuestra democracia es más profunda que un asalto físico al Capitolio. Los continuos intentos de limitar los derechos de voto, especialmente del pueblo negro, han socavado “cada quien, un voto” y envenenado el suelo de la democracia. Este virus del racismo ha salido a la superficie, se ha extendido y ha quedado sorprendentemente sin tratamiento.
En nuestra entrevista de Voces para este número, analizamos las reacciones que el asalto de la semana pasada ha provocado entre latin@s y mexican@s, y lo que ellos ven como el camino a seguir. Nuestras Reflexiones, mientras tanto, establecen algunos principios para continuar la lucha contra la “limpieza étnica” que Donald Trump ha promovido tan implacablemente.
Las plantas enfermas, como entiende l@s buen@s jardiner@s, no se recuperan por sí solas. L@s jardiner@s deben actuar para salvarlos, ya sea tratando o podando la pestilencia. Con nuestra democracia debilitándose, también debemos actuar y prestar toda nuestra atención al cuidado de nuestro jardín.