El Boletín Semanal del Proyecto de Solidaridad con México
21 de julio de 2021 / La edición de esta semana/ Meizhu Lui, para el equipo editorial
Los monumentos en espacios donde el público se junta pueden ser tanto publicidad como arte. Los monumentos a menudo funcionan como “anuncios” para conquistadores y comandantes militares. Las estatuas dicen a todos los que pasan: “¡Compre esta historia, acepte a este tipo como tu héroe!”
En la entrevista de este número, el concejal de la ciudad de Santa Mónica, Oscar De La Torre, desafía el mensaje de un mural en la entrada de el Ayuntamiento que “blanquea” cómo los españoles subyugaron brutalmente a los indígenas. De La Torre y su comunidad no aceptan ese mensaje. El arte público, insisten, no debe poner la supremacía blanca en un pedestal. Ese mensaje se está transmitiendo a otros lugares. En Charlottesville, Virginia, la indignación pública quitó recientemente al General de la Confederación Robert E. Lee de su caballo.
El arte para el público puede y debe ser inspirador y ambicioso. Respecto al arte, los zapatistas se han convertido en maestros, como lo demuestran en su reciente “invasión” de Europa, una compleja obra de arte total con el “naval” y “fuerza aérea”. El barco en el que navegaron y el avión de guerra que están construyendo imitan y se burlan de los instrumentos del poder militar tradicional. Su ejército y su armada vienen a conquistar con el poder del amor, el respeto y la cooperación.
Las imágenes y los artefactos de la obra de arte zapatista, su viaje desde México, parecen caprichosos, incluso divertidos. Pero los zapatistas no bromean. Han demostrado durante los años que son capaces de ser una verdadera defensa militar. Lo que han creado, lo que defienden, la historia que quieren contar, todo representa una visión y un modelo de lo que puede ser. Los objetos en la plaza pública pueden ser en sí mismos instrumentos de opresión o vehículos de liberación. La gente está eligiendo. La gente elegirá.
Los padres de Oscar De La Torre son de Jalisco, México. Pero Oscar nació y se crió en Santa Mónica, California, una ciudad en la que ahora se ha desempeñado como miembro electo de la Mesa Directiva de las escuelas y, más recientemente, como concejal de la ciudad. En ese servicio, De La Torre nunca se ha quedado callado, especialmente cuando se trata de nombrar prácticas supremacistas blancas y exigir que se acaben.
Durante casi 80 años, un mural ha sido lo primero que ve la gente que entra en el Ayuntamiento de Santa Mónica. ¿Qué representa ese mural?
El mural representa el punto de partida histórico de Santa Mónica en 1769, cuando los conquistadores llegaron para colonizar a punta de espada cuando California todavía era un estado de México. Vemos a un sacerdote español, con un soldado con armadura que sostiene una espada junto a él. El sacerdote señala a dos nativos americanos desnudos arrodillados a sus pies junto a un poco de agua.
Frente a ese mural se ve otro, también de la década de 1930, que pretende ofrecer una visión del futuro de Santa Mónica. Las personas en esta imagen son todas blancas, ¡incluso el perro es rubio! – y están jugando al tenis y al polo, deportes de los ricos.
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